Caminata para realizar la ofrenda en el Equinoccio de Primavera
El pasado sábado, dentro de las actividades organizadas por el Ayuntamiento de Castellar, tuvo lugar la "peregrinación" a las Cuevas de la Lobera para presenciar el Equinoccio de Primavera.
Tal y como se había previsto, la recepción de clanes tuvo lugar en el patio de La Colegiata, donde guerreros, sacerdotisas, personas ataviadas al estilo ibero, o bien con ropa de calle, se fueron congregando un buen número de entusiastas, que acompañados de música de la época se dirigieron cual procesión a la gruta natural por la que nuestros ancestros anduvieron tiempo atrás.
Allí se realizó la ofrenda a la Diosa por parte de los integrantes de los diferentes clanes y, como estaba previsto, la luz del sol volvió a entrar por el hueco realizado por los antiguos moradores del Santuario Ibérico, y sobre las piedras del interior volvió a proyectarse la imagen de lo que parece ser un exvoto de bronce de los que en su época eran depositados para solicitar algún favor de la deidad.
Para terminar la jornada, los presentes se agolparon al pie de la cueva para degustar el tradicional pan, aceite y vino de rosas, en un rato de hermandad y convivencia
Este ritual oretano esta cargado de fuerte simbolismo, dado que a través de la intervención de la mano del hombre en la gruta pudieron conseguir que la divinidad se "colara" por la oquedad realizada en la cueva y al ser proyectada sobre la estructura de la cueva evoque a una deidad o un exvoto.
Esta actividad conllevaba un cambio de ciclo agrario, en primavera y en otoño, y solían pedirse ofrendas para la protección, sanación y fecundidad del oferente
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